martes, 17 de abril de 2012

SUCESOS DE ABRIL DE 2002



 Ismael Alejandro Molina

Los hechos que estremecieron las calles y cuarteles militares de Caracas y otras ciudades entre el 11 y 14 de abril de 2002, fueron vertidos en los medios de comunicación social del país como un proceso largo, con demasiados factores de poder involucrados, porque después de derrocar al presidente Hugo Chávez, se produjo una reacción militar y de sectores populares, que lo regresó al poder en menos de 48 horas.

Analizar los acontecimientos del pasado 11 de abril, sin tomar parcialidad por una u otra posición, oficialismo u oposición, resulta bastante difícil porque la política está presente en todo el acontecer de la nación y, por tanto, cada venezolano tiene una visión propia sobre las causas y consecuencias del referido hecho; sin embargo, para cumplir con la finalidad del presente trabajo, trataremos de realizar dicho análisis de forma objetiva, tratando en lo posible de no caer en subjetividades y  presentando los acontecimientos desde ambas perspectivas, en este sentido, este ensayo trata sobre los sucesos previos al 11 de abril, intervención de Fedecámaras, el papel de intervención de los Estados Unidos, participación popular del pueblo y el regreso al poder del presidente Chávez.

Los sucesos previos al 11 de abril, se mencionan entre las posibles causas más importantes que condujeron al desencadenamiento de los hechos en esa fecha, donde el Presidente Chávez es depuesto, figuran entre otros:

-          La fuerte oposición demostrada de los sectores opositores por las inclinaciones comunistas y autocráticas del gobierno; a su Revolución, como lo ha dado en llamar el Presidente.

-          La negativa del gobierno a las reiteradas solicitudes de rectificación y reconsideración de sus políticas hechas por la sociedad civil.

-          Las 49 leyes aprobadas por el gabinete del Presidente, bajo el amparo de la Ley Habilitante, sin la consulta a ningún sector de la sociedad tal como lo prevé la Constitución.  

-          Las nuevas medidas económicas anunciadas por el presidente el pasado 12 de febrero para poder cubrir el déficit fiscal que arrastra el gobierno, las cuales representan nuevos  impuestos y sacrificios que debe soportar el venezolano.

-          La crisis económica, política y social del país, reflejada en una inflación del 30%, el cierre de empresas, aumento del desempleo calculado en 1.800.000 personas, la inseguridad, entre otros. Como consecuencia, la economía no arranca, el elevado desempleo no parece encontrar soluciones y la inversión privada está casi paralizada, por ello, la posición de Venezuela en la comunidad internacional y en los mercados financieros era precaria.

-          El rechazo a las numerosas e interminables cadenas oficiales transmitidas por radio y televisión, que con un mensaje soez y agresivo buscaba siempre de desacreditar a los líderes o sectores de la oposición.

-          La utilización de la Fuerza Armada como un apéndice de la “revolución bolivariana” del Presidente. Para los opositores, el llamado Plan Bolívar 2000 fue uno de los instrumentos más eficaces para su conquista, y para su utilización impropia en asuntos que no son de su competencia. El mismo contribuyó a corroer su estructura y a debilitar sus objetivos como garante de la seguridad del Estado.

-          La injerencia permanente del Presidente de la República con sus arengas políticas en los institutos militares y la utilización de la Fuerza Armada Nacional para la celebración del 4 de febrero (fecha en la cual él dio el golpe de Estado contra el Presidente Carlos Andrés Pérez), fueron perturbando la institución castrense.

-          La huelga nacional acordada entre el sector empresarial (Fedecámaras) y el sector sindical (CTV) desde el 9 de abril.

-          El nombramiento de una nueva Junta Directiva en Petróleos de Venezuela (PDVSA), por parte del presidente de la República, sin tomar en consideración la meritocracia dentro de la industria. Según la versión de los directivos, este grave conflicto vivido por PDVSA ha lesionado severamente a nuestra corporación petrolera, ya debilitada por restricciones de caja y con una imagen que ha venido sufriendo los rigores de su progresiva pérdida de autonomía.

-          Los innumerables casos de corrupción denunciados y no investigados porque los organismos de control como la Contraloría, la Fiscalía y el Tribunal Supremo aparentemente no funcionan independientemente.

Fue la sumatoria de esas muchas preocupaciones lo que condujo a la monumental marcha del 11 de abril.
 

El 11 de abril de 2002, una multitud nunca antes vista en Caracas marchó cívicamente para pedir la renuncia del Presidente de la República; tristemente, el desenlace de esa movilización fue la masacre de la población civil a manos de grupos de asesinos, quienes dispararon cobardemente contra gente desarmada que jamás sospechó lo que les  aguardaba en las inmediaciones del Palacio de Miraflores. Tales acontecimientos condujeron a un pronunciamiento militar, a un Acta de Instalación de un nuevo gobierno de línea dictatorial, con la eliminación de los otros poderes en medio de persecuciones y detenciones arbitrarias sin orden judicial alguna,  y al retorno de un gobierno que se creía depuesto, seguido de saqueos e incendios de industrias y comercios en general.

Para muchos analistas del sector opositor, en más de tres años de ejercicio del poder, el actual gobierno ha dado reiteradas muestras de intolerancia política, con el pretexto de la llamada “Revolución Bolivariana”; para ellos, el gobierno de Chávez ha avasallado las libertades públicas y ha atropellado la dignidad individual. Pero, para quienes quisieron sustituirle le bastaron poco más de 24 horas para hacer exactamente lo mismo; en efecto, con el pretexto de restablecer la libertad y la democracia, quisieron acabar de un plumazo con la libertad individual, con las garantías judiciales y con la democracia representativa.

El fugaz gobierno del Dr. Carmona quiso acabar con la separación de los poderes y con la democracia representativa, lo cual mereció el repudio de una inmensa mayoría de venezolanos. Es evidente que para un gran sector de la población, generalmente opositora al régimen, nuestras instituciones se han deteriorado y corrompido a extremos inimaginables y que se han ganado el desprecio de la población, por ello una sociedad en la que no es posible participar en el debate político sin el riesgo de ser descalificado, y en la que han desaparecido los mecanismos para un control independiente y transparente, no es una sociedad democrática.

Entre marchas y contramarchas, todas las instituciones básicas del país, desde la Iglesia Católica hasta la Fuerza Armada, pasando por las organizaciones empresariales (Fedecámaras) y laborales (CTV), parecían completamente confundidas, inclusive los medios de comunicación social, porque todas estas instituciones manifestaron en forma clara y terminante que la solución del problema institucional pasaba por un cambio de gobierno y que ese cambio debía producirse por las vías democráticas, pero ninguna de ellas y mucho menos en su conjunto, frente al hecho fortuito del vacío de gobierno que significó la solicitud de renuncia hecha por el alto mando militar al  Presidente, hecho notorio y comunicacional, fueron capaces de concretar las aspiraciones de un cambio de gobierno solicitado por el amplio sector de la sociedad que se manifestó en la llamada huelga general.

Para el analista político Luis García Mora, conocido opositor del gobierno: “nadie entendió las verdades razones por las que Chávez abandonó el poder, y que fueron las mismas de una conducta estructurada que ya había demostrado el 4 de febrero: porque se paralizó. Se paralizó cuando vio los sucesos sangrientos protagonizados por sus círculos armados que él llama “bolivarianos”. Cuando se dio cuenta de la enorme trascendencia que tuvo la irresponsabilidad de armarlos y se percató abismado de que la situación se le había ido de las manos, que no podía controlarlos, y que su futuro político dependía de que, en ese momento, abandonara el poder”. (El Nacional, Caracas: p. D – 2, 21 – 04 – 02).

Para el conocido líder oficialista Guillermo García Ponce: “la conspiración contra la Constitución y la voluntad soberana del pueblo se venía gestando desde hace tiempo. No fue una improvisación como resultado de la masacre del 11 de abril o como pretenden decir ahora, porque había un vacío de poder... La masacre del 11 de abril fue el punto culminante del plan golpista. Necesitaban muertos, sangre, caos. Era el pretexto para desgarrar la Constitución”. (El Nacional, p. A – 2, 28 – 04 – 02).

Tal como se aprecia en estas declaraciones, las posiciones de ambos sectores son puntos de vista antagónicos. En efecto, para los opositores al régimen de Hugo Chávez, la llegada del Dr. Carmona a la Presidencia, fue la consecuencia lógica de un vacío de poder creada  por la renuncia del Presidente anunciada por el Jefe del Alto Mando Militar; para el sector oficialista, fue un plan bien orquestado por factores influyentes de la oposición que se aprovecharon del sacrificio de muertos y heridos aportados por la sociedad civil
 
La participación de Fedecámaras en los hechos del 11 de abril se centro en la convocatoria a una marcha permisada entre los sectores caraqueños de Parque del Este y PDVSA en Chuao que luego fue desviada hacia al Palacio de Gobierno en Miraflores. En efecto, Pedro Carmona Estanga, presidente de Fedecámaras, lideró la convocatoria a marchar el 11 de abril para solicitar la renuncia de Chávez. A esta convocatoria se unió el líder sindical Carlos Ortega, presidente de la Confederación Venezolana de Trabajadores, CTV, la principal central obrera del país.

La participación del gobierno de los Estados Unidos en el golpe de Estado del 11 de abril de 2002, contra la administración del Presidente Hugo Chávez, ha sido claramente denunciado por el presidente Chávez, basta recordar el discurso del pasado sábado: “El golpe de estado del 11 de abril de 2002 se trató de una conspiración”: Chávez dijo que los hechos ocurridos el 11 de abril del año 2002, “se trató de una conspiración del gobierno imperial de los Estados Unidos, la extrema derecha europea y del Continente Americano y por su puesto la burguesía venezolana”. (Discurso en el balcón del pueblo, Palacio de Miraflores: 13-4-2012)

Por otro lado, es importante destacar la participación del pueblo en el retorno al poder de nuestro presidente.

En efecto, a primeras horas del sábado 13 de abril, un grupo de altos oficiales encendió la rebeldía contra las nuevas autoridades que habían tomado el poder y, junto a una muchedumbre se agolparon a las puertas de Miraflores, en  Fuerte Tiuna y en el resto de las guarniciones militares del país, así como plazas y calles de Caracas y del interior, para exigir el regreso del Presidente depuesto.

Posteriormente, el Comandante del Ejército, Efraín Vásquez Velasco, exigió el restablecimiento a sus cargos de los integrantes de los poderes públicos y Carmona consintió al pedido “en aras de la mejor conveniencia nacional”. Simultáneamente  en la oficina del General Baduel, Comandante de la Brigada 42 de Paracaidistas, y con el respaldo de las guarniciones de Carabobo, Guárico y de otras zonas del centro del país, se coordinaban las acciones de rescate del, para ese momento, ex – presidente Chávez.

A las 3 de la tarde se había reconstruido el escenario político: las fuerzas leales al Presidente tomaron el Palacio de Miraflores, Carmona fue hecho preso y, posteriormente, arribaba el reincorporado Vicepresidente de la República Diosdado Cabello, para ser juramentado como Presidente Provisional por el Presidente de la Asamblea Nacional. Pasada las 12 de la noche, Chávez volvía desde la Orchila rumbo a Miraflores para reasumir sus funciones, gracias a la intervención de un sector de la Fuerza Armada  comprometida con la legalidad constitucional. 

En conclusión, la participación de los sectores empresariales y laborales del país en la convocatoria a la marcha a Miraflores a solicitar la renuncia del presidente de la República, constituyeron las causas del desencadenamiento de los hechos que llevaron a constituir un gobierno de facto de Pedro Carmona Estanga, presidente de Fedecámaras. Sin embargo, la caída del Presidente Hugo Chávez y su restitución tras los dramáticos sucesos que vivió Venezuela el 11 de abril de 2002, pone de relieve una serie de circunstancias que hay que prestar atención, para que esto no vuelva a suceder:
-          En primer lugar, que un sector de la cúpula militar efectuó en su contra un verdadero golpe de Estado.

-          En segundo lugar, si es cierto que Chávez ha venido perdiendo el apoyo popular de que gozó al principio, quien debe determinar si ese apoyo ya no es mayoritario son los mismos ciudadanos a través del voto y no los militares.

-          No hay dudas de que Chávez tiene fuerza entre los más humildes, quienes han jugado un papel decisivo para su regreso al poder.

Renuncia de Chávez anunciada a Venezuela y al mundo por el Gral. Lucas R...